Los productos que tenemos en nuestra querida tierra Andalucía son más que un buen motivo para ponerlos en el valor que se merecen, eso mismo han debido pensar los cuatro socios del reciente gastrobar trianero La Atrayana. Algo más que un bar de barrio que recupera los orígenes (no sólo por el nombre del negocio) de la gastronomía del sur y del producto de proximidad (quesos de Constantina, pescados de la costa gaditana, ibéricos de la dehesa de Huelva...) reivindicando el estilo de comida "slow food", con un buen uso de la materia prima autóctona y un plus por la cocina hecha en el momento, sin aditivos, casera, cercana y con toques de brasa y plancha para no perder el sabor ni las texturas reales, y todo eso en Triana.

Borja, Ignacio, Raúl y Roberto son los nombres de los cuatro instigadores del establecimiento, jóvenes y curtidos ya en varias batallas en el campo de la hostelería. La Atrayana funciona como un homenaje velado al barrio donde se ubica, abierto a numerosas interpretaciones y fusiones desde los tiempos de Al-Andalus, intentando recuperar productos y recetas abandonadas en el tiempo y que tuvieron arraigo aquí. El bar se compone de una zona amplia con veladores (de lujo durante las noches de calor) en una tranquila plaza de albero y de un interior bien decorado y presidido por una enorme barra con algo menos de aforo permitido que en el exterior.

La carta se compone de una sucesión de tapas además de varios platos para compartir, en torno a unas 30 propuestas unidas a una bodega con multitud de referencias andaluzas. Como crítica constructiva diré que el tamaño de las tapas no se adecúa al precio, nos parecieron poca cantidad la que sirven en general, amén de los platos. Un poco más generosos no hubiera venido mal. Si dejamos eso de lado, la comida fue rica, variada y con pinta de atraer a un público de fuera, deseoso de encontrarse con nuevas sorpresas, caso de entrantes como los Puerros sevillanos al carbón y salsa romescu (3,50€) básico pero no por ello muy usado en cocina, la Tortillita de camarones de Sanlúcar, guacamole y gambón (4€ unidad) donde mezcla de manera acertada lo mejicano y lo andaluz o la Ensaladilla de melva, bonito curado y atún de Barbate (3,10€) entre otras.

Cositas que destacaríamos sería la fresca y de temporada Ensalada de hinojo, naranja, rúcula y payoyo (6€), la Codorniz glaseada en su jugo en escabeche (4,50€), los siempre apetecibles Huevos rotos con para de Sanlúcar, salsa de trufa y jamón ibérico de Huelva (10€) tremendos de sabor pero algo escaso o el Arroz meloso con boletus y lagartito de cerdo ibérico (7,50€). De las costas gaditanas nos traen su Tarantelo de atún rojo de almadraba de Conil a la brasa (14€) o la Lubina de estero de Barbate al carbón (22€ 600 gr.), todo, como pueden ver, producto cercano y sin adulterar ni viciar nada. A señalar, como gran detalle, la invitación a una Tarta de mousse de limón y merengue (4,50€). 

Una grata sorpresa el sitio, necesita pulir algún que otro detalle pero visto lo visto, la idea y el concepto la tienen bastante clara y eso no es tan sencillo para tener tan poco tiempo abierto. Una mirada con veneración al producto andaluz que nos acerca más a nuestras raíces y que pone en valor la importancia con la que ha llegado a nuestros días.


Dirección: Plaza Virgen de los Dolores, 6 (41010) Sevilla 

Teléfono: 854 602 180

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