Recuerdo hace ya unos cuantos años, de prácticas en Huelva, ir a su famosa plaza de la Merced y acudir todos los jueves al mediodía al Cammillo e Peppone a almorzar. Quedé sorprendido por sus platos de pasta, lo económicos y abundantes que eran, las ofertas que tenían según qué día y la tranquilidad y relax que se respiraba en el local. No dudé, al cabo de unos años cuando me enteré que abrían restaurante en Triana, en acercarme por sus puertas y ver cómo lo habían montado, y en cada una de las visitas que he hecho he recordado algo de aquella primera impresión que me llevé de Huelva.
Situado en plena calle Betis, con una de las mejores vistas de la ciudad (a mi juicio) Cammillo e Peppone Sevilla aprovecha el espacio ocupado hace ya muchos años por un ilustre italiano del barrio "O Mamma Mia" para ofrecer la carta de siempre de Huelva con ligeras modificaciones que lo hacen un restaurante más maduro y en paralelo con los nuevos tiempos que corren. Sólo con echar un vistazo al local cabe destacar la buena terraza que da al río y en el interior, las grandes mesas semicirculares pegadas a la pared muy aptas para comidas de amigos o reuniones de familia.
La cocina es puramente italiana, y de lo más tradicional. Pasta hecha a mano, pasta rellena artesanal y pizzas en horno de leña. Pero lo que lo hace especial es la sensación de serenidad, allí se va a comer sin prisas, y otra cosa aún más especial: lo bien atendido que estás, eso no tiene precio. En carta, con el innumerable muestreo de antipastis, pastas rellenas, gratinados, risottos y pizzas es difícil quedarse con sólo unos pocos, lo mejor es ir probando según gustos personales o dejarse aconsejar. Eso sí, algo que recomiendo es su Tabla Montanaro, un plato de embutidos con bresaola de buey, coppa de parma, salami felino, speck solfiore y mortadela de Bologna, entrante de diez para empezar la comida. Algo diferente que no contenga queso porque lo que vendrá después seguro que tendrá.
Los amantes de la lasaña tendrán aquí uno de sus sitios predilectos, tanto la Boloñesa, la de setas como la Lasaña Verde son especialidad tanto por sabor, cantidad y acompañamiento. Si optas por la pasta rellena hay dos propuestas atractivas por encima del resto, éstas son los Cuori y las Mezzalunas (los corazones y las medias lunas) rellenas de un sinfín de manjares como jamón, chorizo, setas, pollo braseado, espinacas, bacon, piñones o ricota...
En cuanto a las pizzas las tienen de dos tamaños, el individual y el grande. Ya el primero tiene buenas dimensiones hay que decir, casi 20 opciones de pizza hay en la carta, desde las clásicas Margarita o Cuatro estaciones hasta la Suprema de cinco quesos, la Diavola o la Pizza Pescatore, con gambas, atún, ajo y anchoas. En la variedad está el gusto y aquí tienen hasta decir basta.
Aquí se premia al comensal, al buen comer. No estamos ante uno de los renovadores de la cocina italiana, es un restaurante italiano clásico, con alguna pincelada de la casa pero ¡qué restaurante, amigo! no ha perdido un ápice de lo que probé diez años atrás. Y el precio está más que justificado con la comida, no es nada caro, en absoluto. Ahora ya metidos en primavera y próximos al verano con el buen tiempo, es visita obligada para cualquier enamorado de la pasta. Estaré encantado de leer vuestros comentarios.
Dirección: Calle Betis, 33 (41010) Sevilla
Teléfono: 955 189 695
Web: Enlace