Cambiando de registros hoy nos hacemos eco de la cultura y la gastronomía mejicana para hablar de un establecimiento con no mucho tiempo de vida pero que ha sabido hacerse un hueco en la capital a base de trabajo y esfuerzo. La Cantina Catrina recoge lo esencial de la cultura culinaria de Puebla, en Méjico, y a través de los colores, la presentación, la materia prima y ese culto tan extendido hacia la muerte desemboca en un rinconcito bastante animado y fresco del que ha dotado Nicolás a su local en Los Bermejales, un barrio donde últimamente no falta un ápice de nuevos locales y diferentes cocinas del mundo reunidas en poco espacio, una gran oferta donde hay cabida también para lo mejicano.

Y es que La Catrina es eso, pura comida mejicana adornada eso sí un poco al gusto occidental (eso ocurre con la mayoría de cocinas del mundo al abrir aquí, un ejemplo claro la japonesa). Nicolás tiene un local pequeño pero muy apañado y aprovechado, destaca su terraza que da a dos calles y su interior plagado de imágenes de la Catrina y muy ornamentado con sombreros charros, cruces, banderas mejicanas y paredes llenas de color. Simbología y patria para dar la bienvenida al comensal, algo muy extendido en este tipo de restaurantes y que aquí no lo es menos.

Del colorismo pasamos a una cocina pequeñita que nos tiene preparada una carta jugosa con platillos a buenos precios y donde no sobra ni falta nada. Todo, absolutamente todo está entre los 4 y los 8 euros y el tamaño de los platillos es el justo para compartir, a decir verdad con unos 3 platos comen dos personas y bien. Sin presentaciones ni emplatados deslumbrantes pero con buen gusto y generosos en porciones. Una buena manera de empezar es con su Guacamole con totopos (6,50€) o los Frijoles refritos con totopos (6€) y echando una vista a sus tacos, uno de los mejores sin duda son los Tacos de cochinita Pibil (6€) con achiote y cebolla morada, platillos con tres unidades, de un sabor e intensidad muy equilibrada. Sirven en mesa tres salsas con diferentes niveles de pique, a nuestro gusto nos parecieron salsas sin mucha historia, simplonas, no destacaban en el conjunto.

Nos dejamos aconsejar por sus Tostadas Tinga (4€) nuevamente tres unidades, en esta ocasión de trata de tacos fritos, con guarnición de pollo con tomate, frijoles y nata entre otras cosas, con mucha propensión a ponerle queso y lechuga por encima. Y para completar la visita tienen una serie de platos más contundentes que son parte de la cocina mestiza de donde proceden, tales como el Molote (8€) que son como empanadas rellenas al gusto o el Huarache (8€) que debe su nombre a las sandalias típicas mejicanas y que sobre una torta de maíz sirven carnitas o cochinita con salsas, frijoles o queso fresco, platos muy recomendados para comer entre dos o tres personas.

Para acompañar la comida, como no podía ser de otra manera, tienen bebidas y cervezas importadas aparte de agua con sabores a tamarindo o micheladas si se quiere probar todo lo relacionado a Méjico para que la experiencia sea total. Servicio atento, un precio medio por el que vale la pena acudir y aún sin ser lo mejor que hemos probado en cocina mejicana por Sevilla, La Catrina es un lugar a tener en cuenta.


Dirección: Avenida de Finlandia, 14 (41012) Sevilla

Teléfono: 665 358 852

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