España es un país donde se come de maravilla, eso es un hecho irrefutable y en cada parte del país se está en la brecha en lo que a vanguardia culinaria se refiere. País Vasco es una de esas zonas donde la gastronomía alcanza un nivel muy elevado y son algunos oriundos del norte los que han encontrado acomodo en nuestra tierra como Javier Fabo, natural de San Sebastián, y que junto a su mujer sevillana Cristina abrieron hace un año un restaurante coqueto y céntrico llamado Amara (en referencia a un barrio de Donosti) cuya principal premisa es la fusión y mezcla de tradiciones culinarias vascas y andaluzas y el resultado no puede ser más acertado.

En nuestra visita fuimos excelentemente atendidos y guiados por Pablo, su jefe de sala. De entrada diminuta, al cruzarla vemos que dispone de dos pequeños saloncitos con cocina vista el segundo con una muy grata iluminación tenue y cálida. Todas las mesas perfectamente montadas y aseadas, cómodos asientos y en general, muy buen gusto decorativo.

Uno de las mayores sorpresas positivas fue ver que dentro del precio del servicio por persona (tan extendido a cobrar hoy en día por sólo cubiertos o pan) van incluidas cesta de pan, aceites, botella de agua sin gas y piparras y encima al mismo precio que en otros gastrobares donde no llegan a poner ni la mitad. Un punto muy a destacar y valorar sin duda.

Ya en mesa tenemos opción a elegir entre carta o menú, irresistibles fuera de carta como las Croquetas de pollo en escabeche sobre ajoblanco de anacardos, melosas, suaves y de un sabor penetrante, una exquisitez que no se deben dejar atrás, y unos platos magníficamente presentados con un sabor que transporta directamente a mar y a montaña.

Pimientos Gernika con jamón y ralladura de trufa, perfectos para compartir, Marmitako de choco con txipirones amontillados, en clara referencia a esa fusión vasca en su famoso guiso y en el uso de olorosos y productos andaluces, Merluza a la vasca con navajas de Isla Cristina o un Ribeye de angus con patatas y setas fritas conformarían un menú apoteósico, sin mancha. En conjunto tenemos una carta formada por unos 15 platos a los que se le unen algún fuera de carta, y en donde la calidad no baja un ápice. No faltan tampoco huevos trufados, un buen bacalao o unas pochas, pequeña carta pero a la que no le falta detalle. 

Platos entre los 10 y los 18€ y unos cuantos postres a 7€. Lo mejor, el magnífico servicio y atención y la armonía entre sabor e imagen de sus platos, deliciosos y bonitos a la vista. Restaurantes así sí que queremos ver en nuestra ciudad. Volveremos.


Dirección: Calle Zaragoza, 18 (41001) Sevilla

Teléfono: 620 164 872

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